Es la otra cara de la moneda en un negocio que el magnate Bernie Ecclestone perfecciona en el tiempo y adapta a las circunstancias socioeconómicas del momento; y que, por eso mismo, no deja de crecer. Lo cierto es que el Paddock Club -el lugar preferencial que se instala en cada circuito de Formula1, donde las primeras marcas mundiales agasajan a sus mejores clientes internacionales mientras los pilotos se baten en duelo en el circuito- había perdido, durante la época de bonanza económica, su estilo selectivo, lo que planteó un serio conflicto de retorno de inversión.
La recesión económica obligó a las grandes compañías a replantearse sus inversiones en eventos internacionales, como éste de la Formula1, pero lejos de perder fuelle y poner en peligro la solidez de su negocio bajando precios -lo cual sugirieron algunos en un principio- Ecclestone planteó soluciones. El Paddock Club ha evolucionado y, ahora, las empresas disponen, además de la zona de ocio y restaurantes, de un espacio privado y exclusivo, donde hablar “de negocios” con toda confidencialidad con sus clientes más deseados.
“Hay países más o menos exigentes en el tema comercial y de RRPP a alto nivel”, nos dice la responsable de este espacio privado que las compañías también pagan. “Las empresas alemanas son las que más lo usan” insiste "porque están obligadas a interconectar y negociar con sus clientes invitados y, además, documentarlo. A obtener resultados y a amortizar los entre 5.000 y casi 7.000 euros -según el circuito- que a las marcas les cuesta la entrada Paddock Club de cada invitado".
En el Paddock Club de la Formula1 se juega la guerra del marketing y las relaciones públicas de alto nivel, se cierran acuerdos comerciales, se liman rencillas empresariales y se siente el control del “amo del Circo”, Bernie Ecclestone mientras los pilotos libran sus propias batallas en los boxes y el “pit line”; en el asfalto. Se mezclan poco. Las estrellas de “La ONE” apenas visitan el Paddock Club, si no es para cumplir algún compromiso promocional por contrato. Sin embargo, los unos no sobrevivirían sin los otros, y viceversa. Están condenados a soportarse.
El Gran Premio de España Pirelli 2016, se celebra sin más polémica que la deportiva -si Fernando Alonso debe retirarse o no- aunque aquellas jornadas de clasificación en las que Alonso levantaba pasiones y la bonanza económica permitía al público pases de fin de semana que convertían los entrenos en carreras a nivel de asistencia, sean un lejano recuerdo. Tanto la tribuna como la hierba del Circuit de Cataluña, no son más que un triste recuerdo de lo que un día fueron. Pero Bernie aguanta. Un día tendremos líder y capacidad de consumo. Él lo sabe.

Gema Castellano
@GemaCastellano
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